Para Mario Carazas, la poesía es un duro oficio terrenal,
perteneciente no a poetas-dioses o poetas-profetas de alguna clase de religión
heterodoxa que trascienda al hombre a alguna clase de suprarrealidad. Su poesía
desciende hasta los paraderos y moteles, cruzando por las plazas llenas de
gentes y largas colas de bancos. Esto nos lo hace saber en su poemario “Gavrilo
y los oficios hostiles” (Cuadernos del Sur, 2007), tomo de poesía que reúne una
cosecha de textos escritos dinámicamente, con un verso libre intuitivamente
medido, lenguaje anti-metafísico, y de temas variados que le hablan a la madre,
al deseo, a sí mismo, a su oficio y tradición, y finalmente, a la sociedad o
mundo en todas sus incoherencias e injusticias, pues Carazas, a través de su
personaje Gavrilo, nos enseña una política del yo eminentemente ácrata.
Personalmente veo en este su primer poemario una especie de muda de piel que el
hombre hace cuando se ha visto superado por sí mismo. Veamos.
Gran parte de los poemas de este libro sobreviven a una
curiosa taxonomía. Por sus temáticas, hay un buen manojo de poemas que versan
sobre el yo y explora sus significantes, como en “La vida del buscaempleos
llamado Gavrilo”, o “Siendo un pez de poca monta”, o “No se desvanecen las aves
en el aire”, poemas biográficos y precisos que sitúan el contexto constitutivo
que rodea la existencia del yo poético. Un ser que relincha ante el desempleo,
la crisis y su filosofía consecuente. Es interesante la inclusión de objetos de
uso cotidiano en su poética, como por ejemplo el sachet, corbatas, pote, sticker,
etcétera, que son utilizados no como cosas, sino como metáforas objetales para
no olvidarnos que estamos dentro de la urbe, y no algún espacio astral. Otro
racimo de poemas tocan el tema del deseo y el erotismo en su variante
heterosexual y dominante. Poemas como “Poema para ligar”, “Esa noche no
pactaríamos misticismo” o “Cuando mi tacto progrese bajo tu falda”, se olvidan
del amor como tema, o resumen el mismo a deseo y sexualidad.
Un tercer grupo reflexiona o procede a hacer autocrítica
sobre el oficio de poeta y su tradición, como en “La poesía no desviste”, “Ars”,
“Apunta poeta”, “Gavrilo invoca a Tántalo”, poemas menos logrados por un uso
ampuloso y redundante. Y un cuarto grupo más numeroso por ser misceláneo. Aquí podemos
reunir los poemas de temas variados donde le habla a su ciudad, Tacna, en
poemas como “Tacna H.”, y “Vivo errante”, de impreciso y amplio verso sobre la
mediocridad y las estructuras sociales que lo arruinan todo. También
encontramos poemas como “Hay quienes fueron tocados dócilmente”, “Zumo a tu
vida” o “La íntima sombra que proyectas”, donde Carazas configura y hace
radiografía a su otro, eterno católico, de fe monotemática, y al cual, como
Sade, echa la culpa de sus desgracias. Además podemos encontrar poemas como “Madre”,
ejercicio contra la familia y su sombra, o escritos como “Malcolm X” o “El
vuelo del abejorro”, donde utiliza sutiles referencias como temas para
proyectar reflexiones íntimas sobre la soledad y la injusticia.
Pienso en este “Gavrilo y sus oficios hostiles” como la
resistencia a su alter ego ya introducido en la estadística y programas
sociales. El hombre salvaje, en el buen sentido, el hombre libre de toda
atadura, que se resiste al horrible corsé del sistema en todos sus tentáculos
lamiéndole la cara. Sin duda, es un libro que refleja el despertar de un poeta
en medio de los cláxones del tráfico y los gritos de comerciantes. Y al parecer, la única manera de sobrevivir a
ese maremágnum de consumo y producción, es el canto que resignifica o nombra
las cosas por su nombre. Por eso el tono refranesco, introspectivo, altamente
reactivo y hostil al credo del peruano y sus peruanadas. Por ello, creo que la
poética de Mario Carazas en este libro es prometedora y necesaria, ya que
importa a la poesía el estilo no del arte por el arte, sino la estética de la
lucha , a través de un yo dialogante en contra de todo lo que quiera
normalizarlo. Aunque el libro es irregular y de una escritura inestable, un
buen número de poemas logrados, y versos dispares de otros poemas, son prueba
de un buen inicio del poeta como poeta.
Yo me quedo con los poemas que son biografía crítica, ya que
asumen el tema nietzscheano de la afirmación del sujeto. Poemas como “Sentado
en una plazuela olvidadiza” son prueba del mejor manejo del verso en este
libro, y será todo un clásico en todas las antologías del poeta, al menos, como
poema representativo e iniciático. “Sentado en una plazuela olvidadiza/ donde
pensar en el mar/ no es entenderlo/ y dar la hora/ no es explicar.”, son versos
como este los que muestran a un poeta que salta de lo cotidiano a lo
trascendental mediante un uso del lenguaje que convierte a los opuestos en
complementos, como el tema de la ciudad y la naturaleza (plazuela/mar). Mi
conclusión es que no todo el libro es digerible. Lamentablemente, pese a algunos
buenos poemas, redondos y nítidos, la gran mayoría de textos tienen chispazos
de buena poesía, y el resto son enumeraciones semánticas, lugares comunes que
repasar, y ejercicios verbales que no llegan a la proporción aurea de sus otros
poemas. Con todo esto, "Gavrilo y sus oficios hostiles" es un libro regular para
empezar a leer a Mario Carazas aunque yo solo salvaría un puñado de poemas.
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