La historia dice así. Me planteé
escribir un poemario al año como mínimo. Esto para sencillamente ejercitar y
ensayar el estilo. Luego de publicar “Perreo”, tenía muchas ganas de
soltar mi verso y hacerlo correr en las autopistas de un libro ligero y lírico.
Se me ocurrió probar con la hostilidad de la urbe y lo difícil de
adaptarse, como temática. Todo esto ambientado en los recovecos de Tacna, y que
a la vez fuese un discurso crítico, entre florido y espinoso. Se me ocurrió
escribir “Campos de concentración”. Lo escribí en cuadernos y hojas
sueltas con letra galopante mientras viajaba por las venas de Cuzco a fines del
año pasado. Llegué a acumular un grupo de 80 poemas sin corregir y a puro
pulso. Sin embargo, mi necesidad espiritual hizo que escribiera otra clase de
poemas paralelamente. En un borrador aparte fui escribiendo frenéticamente un
verbo que provenía de otras pulsiones. Una escritura libre de toda preformación
y toda intención me visitó entre diciembre y enero. Así fueron acumulándose más
de 120 poemas que escribí en secreto y en los pocos espacios que tuve durante
el día. La temática general raya el humor negro, la ironía, y los juegos
linguisticos. Se volvieron textos que apelaban al metalenguaje y la
metacognición. Decidí partir los 120 poemas, organizarlos en dos libros, para
publicarlos como imaginario de dos poderosos símbolos que me han acompañado
desde que era un chibolo desquiciado. Así nació este primer volumen de poemas
que será “Vuelo de Archaeopteryx”, y la otra parte, “Burbujas de Celacanthos”,
será publicado con posterioridad. Dejo aquí algunos poemas de este primer libro
que publicaré este año. Espiritualmente me siento más cercano a “Vuelo de
Aechaeopteryx” por lo que dejaré los versos de “Campos de concentración para
después.
*
Me doy de beber vidrio molido
Los panes que toco estallan en mi
boca
Siempre le estoy diciendo a la
gente
cosas que yo mismo no puedo hacer
Te estas preguntando quien soy
No me importa quién seas
Imagina que el verbo ser es un
recipiente
Se puede llenar con cada cosa con
cada cosa
No uses tu imaginación para
pensarlo
Ayúdame a ser yo mismo, aunque
sea un mal negocio
Tú y yo perderemos, tú y yo…
Me pregunto cuánto durará esta
mentira
*
Qué rápidamente
entra Uno
en el templo del lenguaje
Es todo menos un templo
A menudo las palabras
nos sujetan de modos
que nos gustaría detonar
Partir la retórica sintaxis
que no somos
Está claro que una palabra
lleva a otra y finalmente
lo que decimos
Cae fruto de gramáticas
jamás aceptadas
Todo esto lo decimos
desde el lenguaje,
desde nuestro no lenguaje
Ya sabes
Ya sabes que todo
Que todo tiene
Tiene su fórmula
Su fórmula secreta
Secreta en lo profundo
Profundo de lo que
De lo que no entiendes
No entiendes pero sabes
Sabes y te cuesta
Te cuesta comprender
Comprender que no hay
No hay nada que saber
Saber para ser
Ser para entender
Entender que todo eso
Todo eso no es importante
No debí mostrarles
quién era realmente
Debí guardar un poco
para mí
No debí abrirme
contarlo todo
mostrar mis heridas
dejar que me hagan
otras
Ahora me reproducen
y veo tantas
versiones de mí
deambulando en
las calles
Desperdigados
perdidos
Todos creen ser
ellos mismos
No imaginan
del molde que han
salido
No debí mostrar
todas mis palabras
Debí reservar
otros neologismos
pleonasmos
Moriré antes de saber
por qué escribí
todo esto.
Escribo porque
no sé cantar, no sé
pintar, tampoco
Jugar fútbol
Escribo porque
No sé hacer el amor
No sé trabajar
Y en realidad
Hago todas esas cosas
y no es suficiente
Lo mío es amontonar
palabras, unas
sobre otras
Prenderles fuego
Bañarlas, secarlas
Bajo la luz de nada
Solo sé tropezar
con los hoyos del
lenguaje, caer
en su sinsentido
revelar sus fisuras
mostrar lo bello
que es escribir
Aunque nadie tenga
Ojos para
su hermosura
Y así paso mis días
Desnudando
un cuerpo
Vistiendo
un cuerpo