Son ampliamente conocidas las películas que desarrollan el
conflicto nazi-judío donde el arquetipo de amo y esclavo continúa haciendo dialéctica
pedagogía, mitad mea culpa y mitad reivindicación; en contra de los excesos de
la razón politizada. Ese mismo tópico, más sensorial y vívido, en una versión
chicha, nos la ofrece “Mariposas de cristal” de la dramaturga Katiuska Granda, puesta en escena por el grupo teatral Parada Alterna,
siempre por la Casa Laramamango, en estas duras noches de setiembre.
La obra narra los últimos días de un elenco teatral en la
Alemania Nazi. Luego de ser obligados por el Tercer Reich a escenificar el
Fausto de Goethe, los personajes tendrán que luchar entre los imperativos de revelarse o
subordinarse ante el régimen. La historia no es tan simplona como se la acaba
de resumir. La dramaturgia, que celebro por el delicioso desarrollo y ensamble de su
narrativa, permite tocar subtemas asociados a la envidia, el amor, la conspiración, el poder, la
solidaridad y demás espectro de valores y pasiones humanas que se integran en
excitante polifonía.
La obra está compuesta de varias subtramas con giros argumentales que enriquecen la obra, las mismas que podemos contar: un triángulo
amoroso y la relación de amor y odio entre los miembros del elenco, pasados
encubiertos como la hija de un político traidor o un judío errante ambos escondidos
como actores, y la ambivalente situación de servir o traicionar al régimen Nazi
en aras de proyectar una suerte de “triunfo del teatro” como discurso redentor
o vía de resistencia ante los crímenes del Führer o de cualquier otra imago de
poder absolutista.
En “Mariposas de cristal”, en cuanto a la dramaturgia, nada está en
vano, nada sobra. Las cuotas de humor, romance y drama están ambiciosamente integradas
para generar la multiplicidad de sentidos que la humanidad proyecta sobre el
lienzo de la vida. A mí me parece que esta obra es teatro pedagógico, de esa
vertiente que repite la historia en el teatro para que no se repita en la vida
real. Y a la vez, es clara declaración de intenciones por parte de una
dramaturga con conciencia social, que ve en el teatro per se un artilugio para
subvertir el orden social.
Resulta curioso asistir a una peruanización del apocalipsis
judío, con actores cuyo castellano, lenguaje corporal , y giros dramáticos
crean una atmósfera inusual que es una aproximación sui generis. Algo que la dramaturgia no contempla, y que es agregado del elenco de Parada Alterna; que, a mi
parecer, vuelve familiar el tema, y posiblemente traspapela la ficción de cómo
hubiese sido el Imperio Nazi de haberse extendido hasta Perú en extraña
ucronía. Estos signos no verbales que son sello de los actores del elenco, es emblema
de poderosa hibridación cultural, cuando los discursos y texturas se
entrelazan.
Visto desde el punto de vista de la composición, que en este caso, brilla bastante por su estructura. La obra desarrolla estricto pathos, que es la serie de conflictos que se van ensamblando mediante el avance del timing escénico. De esta manera se engarza la serie de eventos generando tensión y suspenso hasta desembocar en comprensible final. Ninguno de los personajes está de más, cada cual represente antagonismos como polos opuestos que llegan a complementarse luego de distender sus diferencias. Poco puedo decir del desenvolvimiento de los actores, que me ha parecido sino espectacular, sí suficiente para darle generosa vida a un guión que nada sería sin el elenco.
Recomiendo altamente esta obra, por desarrollar brillante
tema y por ser curiosa escenificación, que vista en mis ojos, se convierte en
hilarante polisemia. Hay que aclarar que según la teoría del espectador, el
observador completa la obra a su manera, desde sus propios recursos y saberes
previos para enriquecer o empobrecer la obra según como mire, dado los niveles
cognitivos o estados emocionales que cada cual padezca. Celebro a la Casa
Laramamango por traernos desde Piura esta obra, y felicito a la dramaturga y el elenco actoral su enérgica presentación.
Tacna, setiembre 2018.
Excelente texto, Yhan. Me alegra encontrar gente interesada en comentar y dialogar sobre su experiencia teatral. Es urgente hacerlo. Emocionado y agradecido. Sigue. Sigue. Sigue. Diego La Hoz.
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