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lunes, 13 de agosto de 2018

"CUATRO VOCES", ESPECTÁCULO QUE REÚNE LITERATURA Y MÚSICA





Tacna, una ciudad acostumbrada al espectáculo insulso, a la bagatela de fin de semana, a la adicción de la estupidez, ha sido testigo de lo que posiblemente es el nacimiento de otro tipo de espectáculos, quizá más lúcidos, más bienintencionados, con menos interés en lucrar, y más por educar e informar, hermosos verbos que por supuesto, pueden combinar con la diversión y el entretenimiento. En medio de un clima social proselitista, el viernes pasado, 10 de agosto, se dio acabo el tan esperado “Cuatro Voces”, que reúne el talento variado de representantes tanto de la literatura como de la música local. Jóvenes todos ellos, no por cuestiones de edad, sino de experiencia o trayectoria, parecen amenazar con hacerse un sitio en la constelación de artistas que tanto le hace falta a esta pequeña ciudad, patio recreativo de chilenos estresados y misios.

Por supuesto, la actividad no es fundacional, sino neófita, ya que espectáculos similares los hemos visto en años pasados, y aquí se me viene a la cabeza el que hicieron juntos el poeta inédito Ricardo Eyzaguirre, con el mismo Renato Osorio, quien a la vez, también hizo otro recital junto a la poeta Marianna Espezúa. Lo cual me hace pensar, en la interesante voluntad del trovador por asociarse a poetas locales, para brindar espectáculos que buscan hibridizarse con otras artes, en este caso, la poesía, madre de la literatura. De modo, que este “Cuatro Voces”, que reúne a mi parecer su versión más ambiciosa y creativa de este género de espectáculos: junta a un cantante joven y brillante como Oscar Jirón, a una narradora inédita y en ciernes, como Getty Pacco, a un poeta atrevido y en constante construcción como Ives Vizcarra, y a un ya experimentado  y conocido trovador que deleita con sus canciones ajenas como Renato Osorio.

Ocho y cuarenta de la noche. A pesar que el espectáculo tiene 40 minutos de retraso, el ambiente no está mal. Los que podemos permitirnos un trago y algo de comida, esperamos ansiosos a los artistas. Me encuentro junto con Sandra, mi mujer, en una mesa cerca al lugar donde improvisaron un sobrio set para este “Cuatro Voces”. El epicentro de esta maravilla es el Parkos restobar. El director de teatro, Lucho Ramírez, y el actor en formación y también poeta inédito, Diego Huanqui, nos invitaron hiperquinética y amablemente a compartir su mesa. Luego se sumaría la poeta Mariella Torres, quien está próxima a publicar su primer poemario. Como aun no empieza el espectáculo, empiezo a desarrollar una conversación con Diego Huanqui y Lucho Ramirez sobre sus proyectos. El primero me invita a la presentación de un nuevo fanzine, para este 28 de agosto que tiene el provocativo nombre de “HDP: Hojas De Poesía”; el segundo me invita a la presentación de la obra “La madre”, de la cual es director, todo eso en la casa Laramamango.

Por fin los artistas salieron a escena. Oscar Jirón y Renato Osorio arrancan con la música en armonioso dúo. Nos comparten canciones románticas, llenas de ilusión y nostalgia. No puedo reconocer de quiénes son las canciones, bien podrían pasar como temas propios. Mientras los escucho, pienso en la voz de Oscar Jirón, qué hermosa. No hace falta filosofar sobre lo bello. Cuando una voz es hermosa, solo nos queda callar y escuchar.  Qué importa lo que diga la letra. Podría decir maldiciones, podría insultarnos si quisiera con esa voz mientras canta, y sencillamente lo escucharíamos absortos. Miro a Renato Osorio, y recuerdo las veces que le he oído cantar en el submundo de la bohemia, siempre con esa fe infinita y pasión por la música trova, sobre todo por la música. Lo veo cerrar los ojos, presionar sus parpados suavemente para sentir su propia voz, definitivamente le gusta escucharse cantar. Lo siento completamente metido en su momento musical. Pienso en estos dos artistas, a Renato Osorio, definitivamente un trovador que lleva su evangelio musical allí donde haya luces y sombras, y a Oscar Jirón, de un talento fuertísimo para las baladas, que se animó a compartir un tema de su propia cosecha.

De otro lado, a pesar que tuve mis reparos en que se mostrara narrativa en un recital, me ha asombrado la manera en la que lee e interactúa Getty Pacco con el público. Antes de leer cada fragmento, cuenta una anécdota, una reflexión, que llega a encantar y dar en el clavo, por las asertivas y humanas maneras que tiene de contarnos historias. Ese rostro angelical, siempre sonriente y con brillo en sus ojos, llegan a  transmitir más que palabras, emociones que llegan a mi cabeza como bellas intuiciones. Cuánta catarsis hay en Getty, cuanta valentía para desnudarse y hacernos participe de sus procesos emocionales, de sus aprendizajes humanos. Y luego está Ives Vizcarra y sus poemas cuidadosamente seleccionados, los confesionales y amorosos, de su primer poemario Armilar, y algunos inéditos, próximos a publicarse según nos cuenta. Confieso que Ives es el que menos me ha gustado de las cuatro participaciones, debido a que tiene que mejorar su lectura en público. Aun así, su participación fue valiente, nunca mediocre. Sus poemas nos recuerdan la importancia de utilizar palabras para definir y comunicar sentimientos tan complejos a través de la introspección.

Algo que también me encantó del espectáculo, fue que no se cerraron en solo ellos, pues también dieron tribuna a un viejo poeta, y a una joven cantante. Acto que me parece de los más solidario y amistoso entre artistas, pus es una declaración en contra de aquellas iniciativas culturales que trabajan desde círculos cerrados, negando la colaboración con otros artistas, hecho que solo perjudica el libre flujo del arte en todas sus expresiones. Gracias a este compañerismo, pudimos tener en escena divertida al famoso cronista de Tacna, contando unos chistes verdes y luego su lectura de un poema tacneñoso de esos que suspiran por la Tacna de antaño. También tuvimos la carismática participación de Gabriela Alva, joven cantante que se animó a interpretarnos algunas sentidas baladas. Entiendo que esta clase de colaboraciones, le dan frescura, diversidad y el elemento sorpresa a los recitales.

Mi conclusión es que el evento es un manifiesto que inicia una posible hibridación de las artes en escena, al menos la alianza entre música y literatura, cosa que de practicarse continuamente, podría ofrecernos hermosos recursos para que la gente se divierta y aprenda. Aunque, de estructura inestable,  sus contenidos fueron sólidos, definitivamente hay un arte que desea crecer, madurar y posicionarse. Los mismos miembros de este grupo “Cuatro Voces”, advirtieron de próximas andanzas en otros escenarios. El mismo Lucho Ramirez me comentó estar interesado en llevarlos a la Casa Laramamango. Ojalá estas 04 voces, y otras tantas que están allí como islas puedan continuar integrándose y ofrecer espectáculos hermosos y humanos como este. El artista tiene que crecer y madurar así. En escena, con aciertos y errores*, que son fuente de poderosa experiencia. 


*Recomiendo un mejor acuerdo con la duración del espectáculo y la hora de inicio.

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