CALIENTITAS

"5 METROS DE POESÍA" DE MIGUEL GUTTI

¿Es la obra de Miguel Gutti, “5 metros de poesía”, una interpretación, crítica o comentario a la personalidad y obra de Oquendo de Amat,...

LAS PREFERIDAS

viernes, 22 de diciembre de 2017

APUNTES EBRIOS "SOBRE LA PARED"



No hay necesidad de fuego. El infierno son los otros.
Jean Paul Sartre

Nunca está de más que el teatro local nos recuerde una moraleja de la lógica sartreana, la mirada del otro como un muro, pared, obstáculo; desarrollada similarmente en un libro que ya no es necesario revisar, y cuya tópica la encontramos a flor de piel en las calles, desde que uno intenta zamparse en la fila, o cuando buscamos asiento en los buses. Para la obra de teatro que vamos a comentar, esta mirada hostigante del otro, aplica para su argumento lésbico de una pareja cuya conducta afectiva y sexual se alejan de la norma cultural e ideológicamente establecidas.

Veamos. Tal vez la moraleja en “La pared”, sea la de: “Oh rayos, miren, somos unos malvados. Nosotros, la humanidad, somos los que juzgamos y censuramos las conductas de otros, justamente porque envidiamos esas manifestaciones de las que no podemos ser parte, y por ello mismo, al ser imposible formar parte de un goce que no entendemos ni podemos practicar, detestamos esas conductas. Y no contentos con eso, pedimos que se condenen. Porque aquí nadie puede amar más que yo, aquí nadie puede ser feliz más que yo, aquí nadie puede ser tan idiota como yo”. Pero vamos, el pequeño espectáculo que resulta “La pared” es más que la puesta en escena de una moraleja que podemos rastrear desde los postsocráticos, pasando por Sade, Freud, llegando a Sartre y Lacan.

Algo que parece preciso señalar, es que hay una siniestra, ingenua y aburrida ambivalencia en la estructura de los espectáculos intelectoides del siglo XXI, una tendencia a la personalidad múltiple, que se explica del siguiente modo. La perversa convivencia de estructuras antagonistas, que a diferencia de la integración yinyanesca, viven para satisfacer las dos caras de un mismo espectador: una tendencia a la mera expectación con sus sensualismos contemplativos, que se coronan mediante la risa o placer; y la otra, una parábola cognitiva de tendencia reflexiva y crítica, diseñada para inocular conciencia, como correlato. De esto mismo parece hacer eco los comentarios del director de “La pared”, al proponer las artes escénicas como alternativa seria y real a la televisión o internet, optando por una especie de activación sensorial e intelectual en el espectador.

A mi parecer, “La pared” es una obra asimétrica y polifónica de corte socioterapéutico que desarrolla el incipiente e invisible tema de la exclusión y condena de la conducta lésbica, en medio de una sociedad hipersensible y fóbica a la felicidad del otro, en clara descripción psicotopográfica de cualquier ciudad con poca tolerancia a la frustración. De argumento sencillo e imperceptible de seguir, debido a los recursos de los que se vale para atrapar al público. La inventiva y performance de la obra, aportan una experiencia que se puede acompañar con un mojito barato y subtítulos a gusto. Mención aparte merece la vestimenta y maquillaje, el léxico corporal, las coreografías con TDAH, y el uso dramático de la percusión que recuerda al uso de la misma en Birdman de Irrañatu.

TOMÁS ANGULO Y LA PSICOLOGÍA COMO ESPECTÁCULO



Resulta bizarro plantear a Tomas Ángulo como el adalid trucho de un movimiento que haría llegar la psicología a las masas, vía televisión o libros de autoayuda. Para muchos, este sujeto más cercano a un personaje de telecomedia, es el típico ejemplo de las personas que se venden a la televisión por dinero, fama y poder, de modo que la psicología (si psicología es) de Tomas Angulo ha pasado a ser una alternativa de pseudoanalisis, predicción y crítica a los métodos astrológicos, tarotistas y chamanísticos que día tras día comentan el comportamiento de Chollywood. Quizá con Tomas Angulo estamos hablando de un adagio que la psicología barata hará en la televisón acaparando todas las pantallas, anunciando de este modo el fin de las parapsicologías.

Quien conoce un poquito de psicología, sabe que los sofismas que Tomas Angulo suelta en entrevistas, intervenciones de espectáculos, libros de autoayuda y stand ups, no son más que pequeñas pastillas de psicología popular que difícilmente exploran el grueso profundamente téorico de la psicología como ciencia aplicada. La psicología que Tomas Angulo divulga, es un producto enlatado made in china, un fastfood que más que proveer nutrientes, tiende a solamente endulzar el paladar y llenar de tejido adiposo las vías sangúineas del seso. Basta con ver el material escrementicio de su bibliografía liliputiense, donde no solo se niega la psicología aplicada, sino que también se la cholifica, volviéndosela así una psicología de barrio, con calle, como dirían los antropólogos urbanófilos.

En su segunda visita a Tacna, Tomás Angulo, reconfirma su séquito de seguidores ansiosos por sonsacarse una risa a costa de proyectarse en las piruetas escénicas y frases incompletas que propone, pleno de verdades a medias que ensaya y salpica al público. Al parecer, para satisfacer a un público ávido de espectáculo y educación, a Thomas Angulo solo le hace falta verter en una licuadora un puñado de enunciados sobre neuroquímica hormonal, conducta de pareja, moralina cascarrabia, palabras soeces, piruetas corporales, y un rostro que tiene como fondo “la vida es un carnaval”. Con esto “llega” a la gente para hacer que rebalse de risa y jerigonza. Ni qué decir del uso indiscriminado de estereotipos excluyentes tanto del varón como la mujer.

Y es que desde siempre el amor (que es un proceso psicológico más con base neuroquímica), ha sido un negocio, y por lo tanto, la psicología del amor, no puede dejar de serlo, debido a una ingenua demanda del público que todavía se traga obligatoriamente los metarrelatos de un final feliz basado en la pareja ideal. Para ello basta proponer que la risa que resulta del contacto con el uso humorístico de caricaturas y viñetas maritales, provoca efectos terapéuticos en esas parejas que han sido estafadas con el cuento del matrimonio por amor. De esta manera opera el artilugio que convoca a unos cientos de personas que compran boletos para acudir no al psicólogo de las relaciones de pareja, sino al personaje que aparece en televisión, y que dice cosas chéveres y graciosas.

Independientemente de que la risoterapia grupal que Tomas Angulo propone agotando un humor muy peruano consistente en soltar de cuando un mierda o carajo, usando gestualidad sardónica y caricaturizando viñetas maritales que producen el “hey, eso me pasa a mí, yo lo hago”, independientemente de esto, sería difícil precisar si se logra producir un insight en el púbico. Lo que si es seguro es que la risa peruana, que es la más fácil de producir (por razones psicodinámicas) aflora y ennublece la visión. Lo más probable es que en el Perú la psicología se está empezando a consumir más como un espectáculo que una aplicación terapéutica.


ME LLEGA AL PYNCHO LA PAISANA JACINTA




El problema de que la Paisana Jacinta esté en cines, es que ha rebasado el don de la conchudez. La industria que alimenta la fetichización de productos que avivan el seso a los drogodependientes de la estupidez ha ido lejos. La paisana Jacinta en las pantallas grandes, lejos de ser un asunto de menor importancia, es un síntoma de nuestros tiempos, en el que productos no-estéticos y altamente lucrativos que hacen uso del chiste fácil, siguen aumentando de ceros sus cuentas bancarias a costa de un daño colateral, la perpetuación de un humor que maltrata de forma latente y manifiesta.

Por más que la Paisana Jacinta se vista de tufillos morales, pro-estéticos, o artilugio de entretenimiento, estos no sirven más que de coartada para que debajo del telón, revele su auténtico modus operandi, el de ser un producto destinado a lucrar por sobre toda intención. Basado en un mecanismo de acción que es utilizado en este país desde hace décadas: la caricatura mordaz; que en su sesgo lástima psicológica y culturalmente a unos, y a otros refuerza y perpetua un patrón de conducta, no solo un racismo microscópico, sino un (y no exagero) separatismo implícito.

No es casualidad que en la televisión peruana y en las producciones fílmicas tipo serie Z, muchos “artistas” se hayan dedicado por casi medio siglo a la caricatura mordaz de las mujeres andinas con el único objeto de promover la risa sardónica por medio de la exageración de rasgos y apariencia psicológicos y físicos. Para muestra un botón, uno de los iniciadores de este caricaturismo mordaz, es el personaje creado en los 80’s por Guillermo Rossini, la Chola Eduviges, la del “culantro limpiecito y fresquito”, quien usando un lenguaje ambivalente contaba chistes de tono comprensible para el público adulto.

El punto es, con la polémica desatada de la Paisana Jacinta en cines, la gente tiene una oportunidad de comprender por qué que un humor que promueven personajes como el negro mama, la paisana Jacinta, y otros, basado en la mofa de rasgos personales de cultura que se alejan de la norma, solo conlleva a seguir invertebrando un país amorfo y para nada cohesionado,  al contrario, seguirá manteniendo frescas las fracturas no solo a nivel cultural, sino a nivel psicológico; en vista de que la polémica ha creado una línea imaginaria que separa a unos de otros, los que celebran el humor bizarro y a ratos insostenible de Jorge Benavides, y los que apelan a la reflexión y análisis conductual de prácticas que lastiman a grupos étnicos y resquebrajan la unidad pluricultural del país.

Solo queda decir una cosa más, en vano Jorge Benavides y su séquito de seguidores apelan a un victimismo artístico al argüir que se censura una liberal forma de engendrar entretenimiento para una masa de teledependientes ávidos de excretar una risa. La Paisana Jacinta, el Negro Mama y otros personajes que caricaturizan mordazmente a grupos étnicos, no son más que depósitos de basura que se llenan de una enfermiza y multitudinaria risa. De ninguna manera la aparición de la Paisana Jacinta en cines es un producto cultural, estético o de entretenimiento. Su único interés es la de vaciar los bolsillos a una población que ha crecido burlándose del otro a través de una exageración de rasgos y patrones culturales que son incapaces de comprender, y que por ello mismo se los rechaza. Típico y aberrante actitud. Nostalgia pura dirán otros.

HABLEMOS DE ARMILAR, DEL POETA YVES VIZCARRA



Yves Vizcarra, poeta, compañero de batallas y amigo mío, ha publicado su primera colección de poemas, y como todo poeta que se precie, ávido de mostrar su madurez a un nivel psicolingüístico, y por qué no, mostrarnos también la nueva coraza de su personalidad, ha reunido en Armilar, poemas primerizos que estuvo escribiendo en una etapa anterior. Dato revelador por cierto, ya que no estamos hablando del actual estado creativo del autor, sino de una radiografía, tomografía o informe clínico. Digamos, pues, algunas palabras.

Armilar quiere ser un libro sensorial, intimista y metafísico. Las percepciones que hace de su entorno inmediato tiene el acento florido de un simbolismo amanerado y melancólico; la introspección que realiza a su interior a manera de auscultarse el seso, resulta plena de confesiones sobre el latido interno; a un nivel ontológico, los versos de Armilar no solo buscan atrapar y definir la realidad, sino además plantean el doble ejercicio de contemplarla y completarla con un verbo que erosiona y enerva el porqué de las cosas.

El verbo de Yves Vizcarra en Armilar, está compuesta poruna cadena de somniloquios y verborrea cuya estructura limítrofe se ubica entre lo neurótico y psicótico, donde gana mayor premasia el verbo que el logos. Debido a que se prefiere los significantes más que los significados, las imágenes superan el sentido. Sin embargo, de vez en cuando se filtra el material humano con el que escribe y se toca las fibras: “y aprovecho de mí, esta estúpida emoción/para curar mi padecer de pensar” o “y si no tuviera más remedio/que quedarme en ser yo mismo/ tendría que demorar en encontrarme mucho/acostumbrarme a mi forma verdadera”.

Este yo poético de Armilar parece un sujeto que ha nacido viejo. De cualidades ominisientes e hipersensibles, da la impresión de ser una suerte de conciencia cósmica que no solo mira el todo, sino también mira su ombligo. Por supuesto, este ser cósmico también está sexuado, esto le hace dirigirse a un único otro que percibe hembra, y cual objeto lúdico, juega con esta para recordarse lo que no es y lo incompleto que está. Curiosemente en Armilar solo hay dos presencias, una que especta, y otra que expele confesiones. Sin duda alguna, cada poema conforma un fragmento de un único Insith que termina como empieza el libro: “A lo que ya no soy”, “jamás fuiste tan lejos a encontrarte”.

De esta manera, el libro Armilar se muestra como una espiral hacia dentro. Un punto mirándose a sÍ mismo, desde afuera y desde dentro, desdoblándose; mitad onda, mitad partícula. Es imposible no presentir la actitud hamletiana y el tono vallejiano. Personalmente me han gustado sobremanera 3 poemas que desde ahora sé que estarán en toda antología del autor. Hablo de “Breves pausas”, ”Infusión de estrellas” y “Madera”, que a mi parecer, representan la madurez técnica y estética, y por qué no, miran un nuevo horizonte para el autor.

viernes, 10 de noviembre de 2017

"POESÍA EN TACNA" DE SEGUNDO CANCINO


No escasean las antologías de poesía en Tacna, pero tampoco es que abunden. Las pocas que circulan desarrollan, comprensiblemente, criterios incompletos. Como por ejemplo: ceñirse solo a una generación, antologar a un puñado de autores favoritos, fotografiar el presente poético con los autores de turno, o mostrar el proceso evolutivo de la poesía tacneña a lo largo y ancho de la historia. En esta última vertiente es que se enmarca la ambiciosa antología publicada por Segundo Cancino, poeta y profesor cuya obra es de incalculable valor. “Poesía en Tacna (selección y notas)” (Cuadernos del Sur, 2017), se ha convertido en el hermano mayor de toda antología poética hasta el momento. Nada tienen que ver sus 208 páginas, o su edición impecable con su afamado ingreso a los hitos de la historia. Lo que lo hace admirable son sus criterios, intenciones y contenidos que el libro expele desde que lo abrimos. Más que una simple acumulación de poetas harto conocidos y otros no tanto, el tomo es un breve y necesario estudio de la poesía tacneña. Con un texto introductorio, notas biográficas, poemas representativos de cada autor y época, y bibliografía que explora la producción poética en un período que va desde las últimas décadas del siglo XIX, pasando por el siglo XX, hasta las primeras décadas del siglo XXI, revisemos los puntos fuertes y flacos de esta edición.

Destaco los logros de este súmmum, pues incorpora a autores no conocidos tanto para estudiosos y lectores asiduos. Es así que poetas de peso como Carlos Gonzales Marín o Hugo Salazar de Alcázar entran al partenón de la trascendencia poética tacneña, si ésta última vale la pena. Además de eso, la antología es oportunidad para que creadores menores y los jóvenes se hagan conocer, dando como resultado un atrevido contraste entre los poetas ya consagrados de Tacna, los raros y desconocidos, y finalmente los nuevos que prosiguen con el duro y placentero trajín de la creación poética. Todo esto hace que el lector se arroje a un viaje que no termina en naufragio, sino en puerto seguro que cada cual prefiera. Pues el libro reúne escritos de diferente raigambre, como para que el lector, cual si paseara su carrito de compras en el supermercado, elija a sus favoritos y haga su personal constelación. Por ejemplo, yo favorezco las lecturas de cabecera con poetas como Guido Fernández de Córdova, Carlos Gonzales Marín, Hugo Salazar del Alcázar, Juan Gonzalo Rose, Giovanna Pollarolo, Mario Carazas y Yesebell  Sechar Velazco. Esto es posible ya que la edición reúne a afamados y ninguneados por las instituciones  e industrias de la localidad tacneña, puesto que  como nunca, se puede ver brillar, unos más luminiscentes que otros, esta amplia pléyade que  imprime con justicia el espacio rico y creativo de la poesía tacneña, que nada tiene que envidiar a otras ciudades más grandes y pobladas.

Y si de hacer balance objetivo se trata, hay que anunciar que la obra no es definitiva, y está abierta al continuum de otras ediciones que completen lo que esta obra sugiere. Por ejemplo, hay autores, que sin pegar el grito, merecen estar en esta obra, descontando la propia omisión que se hace el autor, Segundo Cancino, pues tal como dictan las leyes, este no debe antologarse por parecer ejercicio indecorosamente subjetivo, cosa que podemos saltarnos, pues el poeta merece estar no en esta si no en todas las antologías de poesía tacneña por su poesía, su trabajo erudito, y su gestión cultural al promover sendos espacios de flujo literario. De las omisiones, que estoy seguro no se deben a improperios y prejuicios, están algunos nombres que quizá no llegaron al autor, al escasear la comunicación entre los mismos poetas o al faltar redes que informan las rizomáticos senderos de la edición. Algunos de ellos, y no es solo por meter nombres, sino por ser representantes de etapas y grupúsculos que aportar al grueso expresivo de la poesía tacneña, son Antonio García Calizaya o Sabino Maquera, para señalar algunos de trayectoria iconoclasta, y otros como los más jóvenes, entre ellos, Enrique Cuautli o Cher Santiago de reciente aparición. Sin embargo, hay que recordar que el propio Cancino es consciente de estas omisiones, como lo advierte en su introducción: “no tuve acceso a ellos o a que la miopía que padezco, me ha jugado una mala pasada.”

De otro lado, Segundo Cancino siempre me ha parecido, sino brillante, al menos erudito y parco en su escritura. Algo que a veces pongo entre comillas cuando se trata de excesos o negligencias menores pero que de todas maneras indican desajustes en sus criterios. Tal vez se deba a los apuros que cualquier profesor carga por la falta de tiempo, cosa que le haría abalanzarse contra sí mismo. Yo veo, si se me permite hacerle más observaciones, la desequilibrada muestra que le hace a algunos autores, como el caso de Juan Gonzalo Rose,  quien, más allá de antologarlo polémicamente junto a Giovanna Pollarolo, por el conflicto nacimiento/desarrollo, es el excesivo y acrítico espacio que se le da poniendo poemas que reflejan un mismo momento. Está claro que la antología quiere coger los poemas representativos de cada momento y libro de los autores, y a la vez hacer lo mismo hablando de movimientos literarios y generaciones. Pero a ratos, la muestra no obedece a este criterio, y si lo hace, exagera al centrarse en los autores más comerciales, harto conocidos y repetitivos, cuando el criterio de dar a conocer a  los poetas menores, desconocidos y nuevos es dejado en segundo plano. Esto hace que haya cierto desequilibrio, aunque no entra en la categoría del pecado, pues en la gran mayoría de autores, hay muestra equilibrada y justa. Otro de los criterios poco trabajados, es la mera descripción, fría y sesuda de los movimientos literarios, resumiendo su estudio a precisa acumulación de datos históricos y fechas, dejando de lado la valoración literaria. Todo esto no hace más que indicar que la obra esté abierta a ser perfectible.

Para terminar, esta antología o muestra me ha gustado y entra en la categoría de lo correcto por las razones arriba mencionadas, y pese a las observaciones minúsculas, sobre todo al escasear antologías monumentales y sobrar antologías con defectuosos criterios. Me atrevo a soltar unas conclusiones para finalizar mi balance sobre este texto. 1) La poesía tacneña se hace legible desde Carlos Gonzales Marín por el manejo del lenguaje que se adapta a las necesidades temáticas y sintácticas del lector de hoy; 2) La poesía del cautiverio y la anterior al vanguardismo, cada vez se hace menos legible y ampulosa para las necesidades del lector que busca algo más que métrica y retórica; 3) la evolución de los contenidos racionales y emocionales se observan en perspectiva histórica desde los temas tratados por Barreto, románticos e idealistas; hasta los poetas de la actualidad, menos románticos y más nihilistas; 4)hay poetas para todos los gustos si es que es cierta la magia de acompañarse por voces que uno elige y así sentir el poder de la poesía en todas sus manifestaciones; 5) hay autores que el paso del tiempo no les favorece,  y se vuelven abstrusos y anticuados, y ninguna luz les ilumina salvo la lámpara que el arqueólogo le prende a sus momias; 6) la poesía tacneña tiene voces masculinas y femeninas de calidad; ya sean jóvenes o mayores, Tacna expele vitalidad y todo la acuarela de emociones y razones; 7) la poesía tacneña, como toda poesía como entelequia, no ha muerto, sigue recreándose hasta evolucionar en sutiles  y bellas felicidades de existencia. 8) la poesía en Tacna es vestigio de libertad,  de desarrollo emocional, intelectual, y espiritual.

Tacna, 2017

miércoles, 1 de noviembre de 2017

SOBRE ID SIMULTÁNEA O ACEPTÉMOSLO, SOY LO QUE TÚ QUIERAS



LADO A

Sábado 28 de octubre, 08:00 pm. Rostros compungidos observan movimientos estrambóticos y estrafalarios de cuerpos que se pavonean de aquí para allá en una docena de metros cuadrados. La mayoría de los espectadores permanecen rígidos, como si se aferraran a lo único que poseen, un cuerpo al que forzosamente pretender mantener en calma. Se puede leer en sus ojos la pequeña tortura que les significa tratar de comprender el lenguaje no verbal de una puesta en escena como ‘Id simultánea’, que básicamente juega con su imaginación más oscura y las proyecciones ansiógenas de su subconciente; y cuya trama obedece el estatuto de lo meramente sugestivo e inquietante. Se trata de un público afásico en ciertas materias, que al entrar en contacto con mistificaciones escénicas, llenan su rostro con microexpresiones que comunican frases como: “Oh rayos, y esto ¿qué es?” “¿dónde está el argumento?” “¿qué me quieren decir con esto?”, “Debe ser algo importante e inteligente si no lo entiendo”. La escena por su puesto, es tierna, por lo escrupulosa que resulta la relación nula y ausente entre público y obra que termina por sintetizarse injustamente en vano espectáculo ruidoso, multicolor y anestésico que embriaga de rutina a un nivel superficial. A un nivel más profundo, es difícil precisar los efectos de lo aquí apuntado.

LADO B

‘ID Simultánea’, del colectivo Laramamango, es una obra (vamos a llamarla asi) teatral, que apuesta por un lenguaje no verbal agregando recursos audio-visuales para lograr propuestas heterodoxas en materia estética y artística. El argumento es sencillo: la condición asimbólica con que nace el hombre se ve comprometida conforme nace el poder que instaura ley, orden y nuevos símbolos que definirán la identidad y comportamiento de las masas, para luego liberarse de una dictadura de los símbolos y buscar la identidad personal a través del autodescubrimiento y la expresión personal. Sin embargo, aquí nuevamente el poder privará el derecho a la identidad estableciendo lo normal y anormal, recluyendo esta vez al hombre a una búsqueda interior compulsiva que termina en un narcicismo patológico dañino para los tejidos sociales. El mensaje parece ser una propuesta altruista que apela a una especie de terapia social que permite el reencuentro socio-afectivo y asimbólico, es decir, no ideológico entre las personas, esto es: una vuelta al contacto humano sin mediaciones religiosas o políticas.

BONUS TRACK

Hay que apuntar que la propuesta de Laramamango en ‘Id simultánea’ es ambiciosa, arriesgada y prometedora. Logra comunicar a un nivel no-verbal un argumento y mensaje a mi parecer claro y preciso, cuya composición y ensamble narrativo es acertada también. No será un secreto que ‘ID simultánea’ se enmarca en el espectro de una suerte de teatro filosófico al plantear la pregunta ontológica ¿qué es el hombre?, y a la que responde utilizando esquemas narrativos no ortodoxos y atípicos para el público de Tacna.

A un nivel técnico, solo me queda señalar que el repertorio del lenguaje corporal de varios miembros todavía está, a mi parecer, en proceso de maduración. La poca gamma de expresiones faciales y corporales de algunos miembros del elenco no transmitieron la intensidad que otros de sus miembros sí lograron. De corregirse esto, se eliminarán las distonías que surgieron en algunas escenas.

sábado, 30 de septiembre de 2017

POEMAS DE MI LIBRO "EL CORAZÓN QUE NO DUDA"



Textos del poemario publicado en el 2017.



157

La locura merece algo más que hombres desesperados.
158
Es sencillo, ahí donde no puedo estar, estará mi escritura.
159
La escritura es lo más cercano a la omnipresencia.
160
Todo lo que imagino es real, no aquí.
161
No hacer las cosas por lo que digo que las hago, hacer porque da gusto hacerlas.
162
Saltar al río, hacerme agua. Vaya imagen.
163
Todo lo que cambia no hace más que repetirse.
164
Todo acto de fe es una redundancia.
165
Podemos reducir a paisaje todo lo que no nos gusta.
166
De no ser por ti este mundo sería demasiado grande para mí.
167
Más respeto con los muertos. Cuánta voluntad para mantenerse muertos.
168
A la rosa le interesa ser más rosa que hermosa.
169
Un cielo tan hermoso como si solo dijera, mira estoy claro y con color.



8

¿Cómo se llama ese síndrome donde ver tanta gente en tus contactos de facebook que no te hablan, empieza a producirte ansiedad?.

Dicen que aumenta tu coeficiente criminal, que luego sublimas alimentando unas ganas irrefrenables de eliminar uno a uno a esos cuadraditos con rostros seguidos de bolitas verdes ("inútiles todas").

El efecto, como sabrán, es estupefaciente, catarsis pura. Las vocecillas se dispersan y dejan de murmurar espinosos argumentos.

Sin duda, una microterapia al viejo estilo de poner los audífonos para evitarse el mundo.

Lo curiosos y obvio son sus mensajes de auxilio a granel que hacen horas antes de hacer que la sangre virtual corra y fluya como un torrente de desesperación.

Sabemos que aguardan la mano mendiga de alguien semejante a sus intenciones. Alguien que no existe porque no habla su idioma, al menos no en su sintaxis.

El arrepentimiento es su bandera, seguido de músicas incoloras y superficiales que solo él soporta.






Ay, esta vida
Me la he pasado
Parpadeando
*
Tonto y ebrio
También puedo ser feliz
Sin certezas
*
Como una cuerda
Tirada por vida y muerte
Hoy me rompo
*
Cierro el mundo
Hoy sí que empiezo
Para no terminar
*
Apenas veo
Cómo todo se convierte
En algo extraño
*
Hoy voy a saber
De dónde provenía
La señal  wi-fi
*
Ganas de nada
No hay mejor definición
Para la felicidad
*
Qué me importa
Si el cielo se aniquila
Solo bostezo







ORGÓN

Te hablo desde ahí, donde sé que tengo que decirte algo, moviéndome hacia a ti con la fuerza de todas mis neuronas clamándote, buscando no alejarme de tu rostro, bella ingeniería metafísica que me hace desprender de mi coraza para hacernos neón ascendente; brillar en la noche como un cigarro consumiéndose en la boca que canta y dice cosas profundas como: lo bueno eres tú, la redención te habita. Tengo un estómago digiriendo piedras preciosas para darte el aceite mineral de decirte: te quiero, mapa del tesoro celestial. Tengo arsénico en la boca y tus besos me hacen glicerina. Eres la estación donde el sol brilla y la brisa aligera el cuerpo. Yo estoy quemando diesel para entrenar mi mejor estilo, mi mejor afinación, con las cuerdas de mi corazón templadas a tu voz flema de flores en estéreo. Ahora que tu cuerpo me señala, todas mis ideas se hacen mariposas. Yo no sé cómo se disuelven estas palabras en tus ojos. Veo que me miras los labios y como imanes nos juntamos. Oh intensos campos magnéticos, expandiéndose en ondas y radiaciones alpha, betha, theta. Adoro tus frecuencias binaurales. Adoro tu relatividad, tu precioso M.R.U con el que te me acerques y das vueltas alrededor de mi obelisco todavía en construcción. El universo ha tenido que estallar infinidad de veces para podernos encontrar en función del tiempo y el espacio, así de alineados, tan cerca y distante, que pesar de tener los brazos entrelazados y penetrarte, en realidad nunca estamos juntos, sí fusionados. Ahh, perfecto ensamble, maravilla mecánica que funde los sentidos. Perfecta sinestesia. Haciendo fotosíntesis nos volvemos sinergia parpadeante. Brillan los segundos en un fondo multicolor. La realidad se desgrana y entramos en un fondo de pantalla fractal abriéndose y cerrándose, herida o protuberancia, sangra y produce jugos que envuelve el mundo y nos sacan de él. Mira, mira cómo aplauden las cosas, como nos miras as cosas como si fueses los primeros que hacemos esto de no comunicar nada salvo dar vueltas y vueltas en un rectángulo de confort que imita el átomo.




TÉSIS

Hipótesis:
tú debes ser un ángel
es decir, ahí estás
Porque estás y punto,
No otro punto
Sino que ahora
Quiero borrar el mundo
Quitarte esos horarios
Esos vínculos
Con aquel o aquella
Quitarte las coordenadas
De lo que tienes
y no tienes que hacer
Para saber qué es
Lo que en realidad haces
Ángel, tú debes ser un ángel
De arriba o de abajo
Da igual si através de ti
Se filtra el aroma
De cultivar todo ahora
Ahí viene darse cuenta
De lo necesario
Adoro el instante
Segundo a segundo
Destilándose en nuestros vasos
Beber del día y la noche
Y  porque iluminas
También debes ser luz,
Ahh, la luz
Y yo un duro prisma
Me atraviesas
El resto es mi yo
Refractado
Parpadeando
En la cresta del agua

Comprobar hipótesis:
Eres un ángel
Y todo lo que iluminas
Es del cielo
Y el infierno






INSIGHT

Antes de mí tu cuerpo hizo lo que ha querido
al igual que el mío y de tantos hombres desesperados
dando vueltas creyendo andar en línea recta.
Ahora que te tengo como santo y seña de mi amor
y un hilo invisible alinea nuestros pensamientos
No sé cómo explicarle que todo está bien.
aunque algunas cosas salgan mal y así es mejor.
Eso sí, si vamos a hacer leña del árbol caído
al menos procuremos hervir agua y calentar la cena.






MUJER MARAVILLA

Recuerdo el comentario que hiciste
luego de zafarme de un par de zorras
que solo querían verme caer en sus manos.
No me acuerdo lo que dijiste exactamente
pero fue genial. En verdad fue tan genial
como todo lo que sale de tu boca.
Por entonces yo quería ser un superhéroe,
luego tú me salvaste de esa tonta exigencia.
Si me permites pagarte todas la que te debo,
tengo que empezar por ahí.





OTRA ANÉCDOTA

Conocí a muchas mujeres que fueron como un sueño,
a otras tantas como si fuesen la vida misma.
Recuerda a una de ellas, vivía sola y alquilaba cuartos.
Iniciamos hablando de psicología y literatura.
Me abría las puertas de su casa a cualquier hora.
Con el tiempo me mudé a la habitación a lado de la suya.
Con el tiempo me quedé a dormir en su cama.
Me hablaba de teorías conspiratorias, de brujería y misticismo.
De hongos mágicos y versiones nuestras de otros mundos.
Nunca nos aburríamos, era como si contáramos malos chistes
haciendo estúpidas caras y silencios significativos.
Me recibía con una cerveza helada luego de un día de mierda.
Me dio la contraseña de su wi-fi y la llave de su casa.
Permitía que raptara sus libros. Solo me pedía que la sacara a comer.
Alguna vez me presentó a su padre, otras veces a su madre.
Solía dormir horas y horas con los ojos abiertos.
Otras veces se emborrachaba hasta hacerme sentir
el peor hombre de la miserable cuadra en que vivíamos.
Escribimos poesía, varias veces pensamos en sacar
un libro juntos con toda nuestra charlatanería delirante.
El tiempo, como una materia ignota, fue distanciándonos.
A pesar de eso continuamos viendo películas psicotrópicas.
En fin, algo que recuerdo bien fue que nunca se quejó de nada.
Mañana dará a luz a su hijo. Mañana se casa.





SÍNTOMA

Tienes razón
Mi ego es como la física cuántica
Pura imaginación

domingo, 3 de septiembre de 2017

OPINOLOGÍA CON 99.5% MARGEN DE ERROR AL EVENTO LITERARIO "DONT TRY, TRIBUTO A CHARLES BUKOWSKI"




Don’t try: tributo a Charles Bukowski, quiso ser un espectáculo-pedagógico (curiosa dualidad) cuyo objetivo fue poner en el mapa la vida y obra del autor, tal motivo generó un espacio de diálogo que se movió en torno a 3 ejes: la exposición, la interpretación y el montaje. 

Hay que apuntar que el evento pertenece al estricto orden del evento literario, no solo por tratarse de un tributo a un autor que se movió entre la poesía y la narrativa, tampoco por el hecho de que en la mesa los participantes sean poetas, o por el hecho de ser un evento gestionado por la asociación literaria Caracola; es un evento literario porque se buscó eso, pensar la literatura a través de una de sus células: Charles Bukpwski y el ojo de los poetas que lo miran.

Eso no quiere decir que el evento se desentienda de otras manifestaciones artísticas, como de hecho no pasó, pues gran parte de la actividad propuso mixturar su estructura con técnicas audiovisuales y performances escénicas, lo cual dotó al espectáculo-pedagógico (tributo) de un trasfondo más rico que logró atenuar y poner en la superficie aquello que el discurso verbal solo deja adivinar.

Normalmente un evento literario está compuesto por dos ejes: la exposición: que es el comentario que los integrantes de la mesa hacen de un autor o de ellos mismos, y la interpretación, que sería la lectura dramática o no dramática de los textos de cualquier autor. Don’t try: tributo a Charles Bukowski, agrega un tercer eje, el montaje, destinado a ensamblar a los dos ejes anteriores, una combinación de elementos y técnicas pertenecientes al campo de las artes audiovisuales y escénicas.

Comencemos por uno de sus puntos más fuertes, el montaje. Hubo una puesta en escena, paredes repletas de collages con textos e imágenes del tributado; colorida y variopinta muestra, que logra exponer el imaginario del autor. También se vio una escena ambientada que imita la típica habitación del autor. Caótica, sucia, con una mesita de escribir, taquígrafo, y una lámpara, todo ello en medio de una iluminación sugerente, provista de luces de neón y faro multicolor. También se recurrió a los clips audiovisuales y música clásica, todos en clara referencia al tributado. Mención aparte fue la inspirada performance escénica de una actriz invitada, que imitó a una amante del autor.

Esta combinación de elementos tuvieron un claro efecto, la de sumergir al público a una atmosfera que les familiarizara al autor, tan predilecto de los lupanares, el boulevard, las prostitutas, la oscuridad, la soledad, la escritura, el alcohol, la putrefacción epicúrea; todos estos elementos a la vez ilustraron al público profano al dosificarle textos e imágenes en torno a la vida y obra, selección básica y facilista por cierto, destinada a adherirse a los sesos exclusivos de los iniciados.

En cuanto a la exposición, los miembros de la mesa prefirieron no profundizar ni complejizar en sus comentarios; se inclinaron más a sacrificar el logos académico por el comentario simple para no azuzar al público. De modo que la mayor parte de sus intervenciones estuvieron destinadas a tocar los lugares comunes de Bukowski, que serían el alcoholismos, las drogas, el sexo y la sociedad; cuya metódica imitó la lógica de comentar memes. Pocas fueron las luces que arrojaron a la biografía y bibliografía del autor, también faltaron comentarios sobre el tiempo del autor, el proceso de escritura del autor y su perfil filosófico-psicológico.

Hay que mencionar que en este eje su punto débil fue quedarse en el mero comentario y no hacer crítica y retroalimentación. Se comprende que el evento era un tributo, y no por eso podemos quedarnos en prenderle velas y aplaudir cualquier cita textual del autor. Faltó un cara a cara con Bukowski. Luego de leída alguna cita del autor o soltado un comentario, por criterio, conviene hace un balance, censura, hermenéutica, deconstrucción; claro, breve y concisa, sin tocar el sermón académico, cosa que no hubo, y se entiende, considerando que el público no es afecto a esa dinámica expositiva.

Ahora pasemos al eje de la interpretación, que no es más que la lectura dramática o no dramática de textos poéticos o narrativos. Hay que decirlo, fue el punto más débil del evento, debido a que los poetas están acostumbrados a trabajar más los textos, y dejan de lado el trabajo de interpretación, que es la dicción de los poemas. ¿por qué? Digamos que es una mala costumbre. Está claro que el evento no anunció ser recital, sin embargo, la mayoría de las lecturas de poemas vino de dos formas: como cita textual por parte de los miembros de mesa, y por los interludios donde otros poetas leían haciendo su mejor pero fallido esfuerzo.

Quizá también podamos poner como cuarto eje el diálogo entre el público y la mesa, que mostró iniciativa para abrir un breve conversatorio sobre el autor. Las intervenciones, en su mayoría se destinaron a felicitar a los organizadores por el evento. En cambio, el comentario, la réplica, la censura, la crítica brilló por su ausencia. Es necesario apuntar esto, dado a que no podemos quedarnos con preguntas tímidas y básicas, sino plantear un serio y divertido diálogo en torno a los tópicos del autor y su recepción en la actualidad, sobre todo en la región.

Dicho todo esto, el saldo final fue una acertada organización, cuyo punto débil fue la dirección y la intensidad de algunos ejes. En algunos momentos se vio descordinación en la estructura del evento, que generaron silencios incómodos y significativos, como el momento de pasar los videoclips o los tiempos en las intervenciones de lectura, cosa que debe mejorar para lograr una sumersión completa en el autor.

viernes, 1 de septiembre de 2017

SOBRE BOLOGNESI EN ARICA O, RAYOS, OTRA MISA BLANQUIRROJA



Hay mil maneras de desarrollar un tema cliché que raya entre el chauvinismo y la xenofobia de guerra. Definitivamente solo una de ellas es la manera correcta de hacerlo. Una sobria, parca y lúcida representación sin caer en el facilismo patriotero. Tal ha sido el estreno en Tacna de la obra teatral Bolognesi en Arica, del director Alfonso Alegría cuya representación dejó en claro cómo hacer un teatro simplista y minimalista que muestra los intestinos y demás órganos nobles.

La obra responde algunas preguntas, por ejemplo: ¿cómo hacer una obra histórica con tufillo pedagógico sin un gran vestuario, escenario y un mayor despliegue de actores? Sencillo: eliges un buen elenco experimentado de actores, y manejas muy bien los tiempos de ensayo que entraman solidez.

De modo que ahí tenemos, una obra madura y abusiva cuyos 4 años de estreno no son en vano. Los momentos de descordinación en los diálogos y fallos en la interpretación son mínimos, que casi, digo casi, parecieran formar parte del guión. La maestría en el manejo de los errores casi imperceptibles, son reducidos al margen decimal. Del mismo modo el drama desarrollado deja en segundo plano el montaje y la puesta de escena, así como el vestuario, la iluminación y los sonidos, todos ellos reducidos a su mínima expresión dejando como único protagonista la dialéctica entre el hombre y su destino.

La obra tuvo un inicio tímido por parte de los actores a quienes les costó un poco de tiempo meterse en la piel de los personajes. El guión ayuda bastante. Diálogos y líneas perfectamente ensamblados que dotan a la obra una progresiva tensión dramática, una parábola que describe ese tempo dramática con una precisión similar a las leyes de Newton. El punto débil de la obra ha sido un uso indiscriminado de efectismos como la escena de los títeres que evoca un humor fácil, o las intervenciones intrusivas y repentinas de los actores en medio el público, y hasta la dependencia de mostrar en todo momento los símbolos patrios para lograr la empatía del público.

No hay que olvidar que la obra se pronuncia con un tema que cala hondo en el imaginario social, la Arica sitiada por la traición peruana y la amenaza chilena, liderada por ese guia cuasi espiritual en guerra consigo mismo y el resto del mundo, Francisco Bolognesi. Tópico que inocula una predecible aceptación debido a que toca fibras que han sido condicionadas desde temprana edad: el amor incondicional e irracional a la patria. Todo ello coronado por un giro ideológico que dota a la obra aires de denuncia y revancha que también penetran y repenetran produciendo fáciles estados de ánimo.

No cabe duda que Bolognesi en Arica, para ponerle etiquetas, se enmarca en el teatro pedagógico, un teatro que más que apasionar al público, busca ilustrar por medio de las emociones, maniobrando en torno a temas claves, como si de heridas emocionales se tratase, que se vuelven a abrir para revivir traumas colectivos de un imaginario peruano asociado a la pérdida de la Guerra del Pacífico.

Debo destacar que lo que más me ha gustado de la obra es el drama filosófico que indirectamente propone Bolognesi en Arica, que se desarrolla más allá del cliché histórico y del chauvinismo emocional; un tema que le pertenece al viejo rollo de la libertad, un concepto de libertad entre la libertad sartreana (estamos condenados a ser libres) y la libertad frommiana (nos asusta y es difícil ser libres).

Me ha quedado claro que esta obra pertenece a la estirpe del brechtismo teatral, ese teatro comprometido por los absolutos patriotistas y revolucionarios, no digamos comunistas, sí emancipatorios cuando de perversiones políticas se trata.

Desde esta perspectiva, hay que aceptar que la obra se enmarca en un instrumentalismo del arte para no solo propagar sentimiento estético sino ideológico, sobre todo animando un espíritu revisionista y revanchista que aúna hechos del pasado para arrojar luces a la coyuntura actual.

miércoles, 4 de enero de 2017

DE CÓMO UN VOLCÁN ESCALÓ MI CABEZA



Admirador del Basho mortal y de las combinaciones de sus palabras sonoras y cromáticas, también escribo un diario de viajes que no signifiquen las redundancias existenciales de hombres del pasado y de ahora, en una era tecnológica que tiende a devaluar cualquier emoción humana al punto de desdibujar la sensibilidad y reducirla a sus factores comerciales.

Una de estas páginas de mis diarios de viaje, contiene una pequeña estancia que hice al volcán Tutupaca, supuesta cumbre más alta de la región Tacna, con 5 mil 800 metros de altura sobre la línea de nuestro salineo mar, cercana y allende al pueblo de Camilaca, donde usando mi licencia para hacer estupideces, haría algo que removería mis huesos y espíritu, cosa que me significó uno de los episodios más inusuales y divertidos.

La idea era plantarse a los pies del denominada Taita Tutupaca, y registrar la flora y fauna de sus recovecos. A nadie se le ocurrió siquiera la remota ficción de subirlo y llenar de humanidad sus cumbres, pese a que todos en secreto se soplaran la letra de hacer algo loco y espumeante. Mis pares pretendían explorar otros sitios más atractivos en lugar de aceitar sus huesos y desgastar caballos de fuerza en escalar una, no tan amable y sin gracia, pústula de tierra volcánica.

Y ahí estoy yo, haciendo apuntes de la excelentísima y medicinal flora en las faldas del “Taita”, donde según cuentan los aldeanos, crecen hierbas y plantas endémicas del lugar, como la Aldía, planta geométrica y agradable al tacto buena para el estómago, los problemas de respiración y las enfermedades de los bronquios. Ya había tomado una decisión, mientras dejaba atrás varios cadáveres de vicuña perpetrados por forajidos e inescrupulosos. Aproveché que mis compñaeros de viaje tiraban una siesta bajo un rocón de colores azufrescos y les di esquinazo a mis compñeros de viaje.

Me plantée una meta, al menos llegar a la zona nívea, donde restaban las utimas cumuos de banquisima nieve producto del friaje temporal que año tras año se almacena en el un tercio último del volcán, ya la cúque visto desde donde estaba,le quedaba como una chalina para tan taciturna figura arrobada en una posición meditabunda.

Subí sin pensar, como muchas cosas que hago, subí sin pensar en los contras, porque en los pros más que pensarlos, los saboreo. Uno, dos, tres, empecé a correr, me dije a mí mismo, es una buena ocasión para tener en forma mi glándula “puedeshacerloquequieras”. Y así, no di ni 20 saltos y ya estaba a unos 50 metros lejos de mis pares naturistas que me hacían gestos con las manos. Ah caray, dije, me están dando porras. Di media vuelta y seguí corriendo, como si hubiesen muchos mañanas.

Conforme fui agarrando ritmo quemando mis reservas de energía productos de un seco de pollo como desayuno, echando de cuando en cuando miradas para atrás, noté que todo lo que tenía dos patas se reducía a meros puntos sobre un impresionante paisaje lleno de cónicas y planos cartesianos llenos de azul y nubes.

Hasta cierto punto, mientras subía y me llenaba de razones para desistir, vi que era necesario a hacer breves paradas para recuperar el aliento. Cámara en mano, fui poco a poco dando testimonio de lo que era escalar con humanidad semejante bóveda de tierra acumulada, a esas horas caliente por un sol bipolar y con un aire gélido que empezaba a partirme los labios. Haciendo caso omiso del autosabotaje que todos poseemos y de las ideas castrantes que mosquean cuando el vigor y la determinación se alejan, saqué fuerzas y aliento para describir, no sin poesía, todo lo que mis ojos veían.

A cierta altura, me entró una extrañísima y dulce paranoia que saboree como un thriller psicológico. Pensando que alguna clase de felino u forma de vida paranormal perteneciente a la criptozoología pudiera atacarme o simplemente aparecerse, sea un puma o un espíritu de la alturas, agudicé mis sentidos para estar alerta ante cualquier cambio de aire o sonido en el espacio-tiempo que alcanzaran mis 5 sentidos más 1; de modo que a cada rato giraba la cabeza como un faro hacia las 4 direcciones de a perspicacia y en sus 360 grados que mi cabeza me lo permite.

Oía pasos a cada instante, la brisa que corría muy sonora, interrumpían los menesteres de mis no tan afinados oídos, más predilectos en reconocer una pieza musical que un animal asechando. De modo que pasos más arriba comencé a pensar seriamente que ninguna clase de animal podría habitar semejantes alturas, y que el único animal que por ahora rondaba semejante sección de la tierra, era yo por animarme ciega y compulsivamente a subir las hipotenusas del taita Tutupaca. Así que tuve que deshacerme del cartucho de la paranoia para seguir escalando, no sin cautela y mucha disciplina.

Metros arriba tuve que adaptarme a la forma del volcán, es decir, tuve que empinarme para no perder el equilibrio. El suelo lleno de piedras pulverizadas y rocas menudas impedían dar paso seguro, ya que todo estaba diseñado para rodar y venirse abajo en cualquier segundo. Así que, aferrado a lo único seguro que tenía entonces, mis pies y mi mente, teniendo a la vista mi meta, decido avanzar y tragarme cualquier atisbo de cobardía en el dintel de mi puerta. Visto desde ahí, serían unos 50 metros los que me separaban de mi lugar de alunizaje.

Ya faltándome poco para llegar, pues francamente la imaginación era lo único que me separaba de mi meta, comencé a soplarme un montón de frases de autoayuda heavy típicos de todo aquel que está apunto de venirse abajo moral y físicamente; pensé en Bruce Lee, en Krishnamurto, pensé en Musashi, en Carl Rogers; pensé en Lao Tsé, Viktor Frankl; hasta en Yoda y el maestro Splinter pensé, pero sentí que me hababan con las manos y sus gestos se hacían incomprensibles para el vértigo y la falta de aliento que me hacía. Dejé todo eso y pensé en mí. Solo tenía que enviar órdenes a mis pies. Órdenes tiranas y sádicas, por cierto. Como “avanza o muérete”. No podía hacer otra cosa que hacerme caso. Sintiendo la sensación de tener metales pesados en mi garganta y estómago, paso a paso fui acercándome a mi meta como Cuba Gooding Junior en Hombres de Honor, teniendo como Jefe Maestro a una versión de mí con una mirada que lo prometía todo.

Y al fin. ¡Primera nieve! Lo que parecía nieve no era nieve. Eran estalactitas a la inversa. O sea, hielo en forma de cuchillas en dirección al cielo, que completaban la estructura de dientes de tiburón o de cierra manual. ¡Aguanta! Se oye un ruido. ¿Un hilillo de agua? ¿Dónde? Ahí, debajo de la tierra, de bajo de los almacenes de hielo fundido. Sí, es agua. Tómala. No, ¿y si tiene gases volcánicos o algún material mortífero? No o sabrás si no lo pruebas. Está bien. A ver, hmmmm, sí, purita. Ahora chupa hielo, muerde. No, está muy duro y helado. Arranca y chupa carajo. Está bien. A ver..hmmmm delicioso. ¿Ya ves? Ya puedes decir que te has comido al volcán. Aguanta. ¿Te vas a quedar ahí? Sí, ya llegue a dónde quería. No. Sube más. ¿A dónde? A la punta. ¿Estás loco? Sí, vamos, hazlo de una vez. Bueeeno.

Los ojos los tengo chinos de tanta brisa que corre cada vez más gélida. Ya los epítetos me faltan o no vienen a mi cabeza por un ligero mareo que siento. El corazón me tiembla y está a punto de estallar. Una calma reina en el ambiente. Escucho mi voz. Qué hermoso es todo esto. Qué lejos puedo ver, y cuan solo estoy aquí. Solos tú yo, Tutupaca. Hay que avanzar. Paso tras paso, es como si la gravedad hubiese aumentado. Haciendo cuentas, estoy muy cansado, más de la cuenta. Con cámara en mano describo lo último que pude registrar, pues la máquina se quedaba sin baterías. Yo no. Me despido de la cámara y sigo avanzando. Todavía puedo más. Noto que cuando has superado lo que creías meta, el resto es pan comido. Uno…dos…tres… lento pero seguro, disfrutando de la ascensión, me maravillo de mí mismo, de la naturaleza, de l vida, de todo, que al final de cuentas, es lo mismo. Lo que veo afuera está dentro de mí, lo que está afuera soy yo, pienso.

¿Cuánto tiempo ha pasado? Ya debe ser tarde. Pero todavía falta algunos metros más para llegar al clítoris del asunto; la cumbre está ahí no más, no deben ser ni 30 metros. Puede ser peligroso, recuerda que te esperan, se oye en el ambiente. Ok. Tú ganas. Pero antes, déjame hablar con el taita. Hey, Taita, he venido aquí a visitarte, gracias por dejarme venir. Sé que lo has dispuesto todo de esta manera. No he venido con las manos vacías. Tengo un haiku que escribí cuando era un mocoso bueno para nada. Sigo siendo mocoso, no sé si bueno para nada todavía. Ahí te va:

Nada me afecta
El sol sale y se oculta
¿Qué hay que saber?

Y bueno, gracias. Yo me tengo que ir. A la próxima vengo con amigos a visitarte. Que te vaya bien. Tengo que bajar. Adiós.
No sé en cuánto tiempo habré subido pero tenía que bajar rápido. El cielo amenazaba con oscurecerse. Así que ya tomándome en serio los posibles peligros de continuar en semejante altura, dejé caerme un poco y empecé a correr como un trueno, no por lo rápido, sino porque adquirí un movimiento zigzagueante para no rodar e irme de bruces con el vacío. Y así, zig-zag, zig-zag, resbalando, haciendo ruido, alegre y cantando una tonada, bajé, fugaz, más no fulgurante. Probablemente el fulgor estaría en la enorme sonrisa que desbordaba mi cuerpo. Me sentí un felino, un auquénido, o un simple humano bajando cojudamente por lo apurado que está. Noté que reía y se hacía atmósfera.

Ya abajo, fui percibiendo que las figuras se hacían grandes, y que los puntos se hacían personas. Hooooola! Gritaba mientras me quedaban un par de kilómetros. Las figuras ensombrecidas por la distancia me devolvían el saludo y seguían haciéndome señas. El eco ayudó a que llegaran a mis oídos extraños mensajes de aliento. Sigo bajando en zig-zag, mis articulacioens empiezan a doler un poco por los esfuerzos que le pongo en bajar rápido y doblar a cada rato las rodillas para frenar y seguir dando saltos.

He llegado. La primera figura humana mira su reloj y me dice: -Has bajado en 20 minutos. -¿Y en cuanto tiempo subí? -Dos horas. Genial, es hora de volver a casa, está oscureciendo.
Subimos todos a la camioneta. La sonrisa me dura hasta ahora. Recuerdo que medio adormitado, por lo narcóticos que son los efectos de algunas ideas, escribí mentalmente un haiku que pulí en las cuatro paredes donde nos hospedamos.

Subido al Tutupaca
Puede verse todo
Menos el Tutupaca

En el camino de retorno, uno de los aldeanos me dijo que solo había escalado una parte del Tutupaca, el Tutupaca Occidental, y que el Tutupaca Oriental es más hostil y agresivo. Sin embargo, había escalado el más alto, como apuntó el otro aldeano.