HAIKU PARA LARGARME CON LA CHICA QUE ME GUSTA
Vámonos de aquí
No hay por qué soportar
A tanto idiota
No debí dejar el haiku, la tierra pensante me endemonia,
colérico, insano, hago añicos el escritorio, ampliando mi amor con extensas
notas a pie de página. Rutilando florecillas cantoras, expectorando mil voces en
la lengua de Pegaso que me arroja a las nubes de Aristófanes. —OH, sácame de
Lacan, perdido entre el jardín de lo real-simbólico-imaginario; perdido entre
el estadio del espejo. Partido, descentrado. Sácame, sácame de estos ojos que
apuntan linternas hacia páginas que mastico como el burro la hierba. Sácame de
todo eso de perderme en tratados de semiótica. Y/o deseo hacerme caramelo en
las calderas de tu boca. Quiero ser el gran comensal de tu cuerpo desnudo como
un bocado de sashimi en mi cama. Quiero estar en tu masa de elemento químico.
Saltar electrón las órbitas frecuencias de tu energía eólica. Yacer bajo tu
linda biomasa entre mis dedos con el éter de mis palabras humedeciéndolo todo.
Criatura que solo buscas amor. Ahora que tu boca es desierto, ahora que tu
cuerpo es sequía, déjame ser el Dios Lluvia y caer solo para ti. Yo hombre, tú
mujer, ¿cuál es el drama? à y luego la ablución, las letanías a tu cuerpo
montaña mágica, próximo a delinear tus zonas de emergencia y nombrar las cosas
que por ahora solo imaginas. Mey dey, mey dey, me estoy enamorando, con versos
que evoco de memoria diseñados solo para ti, con la ingeniería de hablar con el
corazón en la mano haciéndose polillas. —OH, de mi boca salen cantos como
aullidos de gaviotas que nos vuelve Pearl Harbor bajo ataque. Y ahora que ambos
musitamos eso que sólo sugeríamos en google-chrome. Eso que apenas destilábamos
en mensajes de textos con lenguas vaporosas. Estamos siendo jironeados por las
caballos del deseo, resistiendo el arduo picotazo y sus decibeles de amor. Los
climas se aproximan. La consciencia se vuelve un punto aparte. Nuestros
miembros se arrojan lanzallamas hacia los cuatro puntos cardinales. Nada
diferente a masticar un chicle, perfumando el momento eromaníaco de ponerme tu
piel, sentir el brillo y el peso concha de nácar de tus trozos de mujer
titilantes en la orilla de la noche hasta hacerlos constelación. —OH, tus besos
y mordiscos escorpiones de azúcar han hecho de mí un desierto circular del que
brotan gigantescos árboles dragón. Me veo en tus ojos como un sueño dentro de
un sueño y todo me da vueltas.
COITO ERGO SUM
A ver, mucha huevada, vamos a ponernos literales. Ven tú,
toda biología y metafísica. Evangelio de carne dispuesta en mi asador. Nunca
rezo antes de comer, pero hagamos la excepción. A Kanon gracias, pedazo de
meditación y placer. Mis manos en expansión, mi sexo multiplicándose. Te tumbo en la cama alucinándote césped y
colina. OH, bellos alcores del sexo, mi sexo, tu sexo, el sexo del planeta, el
sexo el universo, el cosmos, y luego el follaje repasando este ying yang de
encajar nuestros cuerpos y sostener una conversación huevos y ovario mientras
nuestros bordes y pliegues se aferran a la línea de no pasar, de no poder
mezclarse tan en uno como creen los cojudos. ―Estamos natura naturata
pellizcándonos lo real de todo esto. Estamos ahogándonos en nuestros cuerpos
marea que nos hunde y no salva, porque flotamos con los erizos del placer. ―OH
tus uñas, mis uñas, deslizándose guadañas, con aviones arrojando dulces
insecticidas con el motor del deseo. Ufffff, inflando nuestros cuerpos, con
mordiscos en tus tetas, tus glúteos, y tu besando mi pene y un par de músculos.
―Nuestras caras se llenan de color, y el sudor se desliza, abajo, arriba,
abajo, arriba. Qué riko es medirte el aceite. Mi verga entrando como un
cuchillo en la mantequilla, la mermelada. Esyoy abriéndome paso como Moisés en
el mar Rojo. Como cortar limones, cortar carrne, deliciosa carrrrne; o como
abrir un libro, el Origen de las especies, de nosotros, monos desnudos, monos
rascándose las cabezas desde las Tabulas Rasas. ―Y entonces, tú nunca dices
nada, salvo balbucear mi nombre y algunos monosílabos, dices: “tierra a la
vista”. Y y/o, que tengo que pensarlo todo, muerdo tu orejita, te echo más saliva,
y te paso la lengua ahí donde te pica hasta tocarte las campanas; y está bien,
así funciona la cosa. Y ahora perdona un poco de imaginación, yo veo crucero
flotar sobre un río que termina en sol catarata y muchas flores hacia el confín
del horizonte, hasta volvernos un punto que estalla flasshhh! Y….y…. “Iceberg a
la vista!” ―Como un huevo reventado, abierto a ti, escurriéndome desde tus
pechos hasta tus muslos, precioso helado de cocos. La brisa entra matutina
junto a la luz de alinearnos congruentes así: ††, abrazados como dos cruces
prometiéndose el estarás conmigo en el paraíso. ―Ahhh…Este infierno musical es
solo un canal, un breve zapping a la vida. Lo bueno siempre está al final. El
final es siempre otro inicio, y así hasta que nuestros cerebros se sequen con
el veni vidi vici en tu vientre… Uhmm! Tierno ejercicio de niños jugando a ser
adultos. ¿Verdad?
AHÍ VIENE EL HANKY PANKY
Y LO SABES
Chinita, ven, lubrica este poema que ahora sale a tu
encuentro. Óye y bendice esto que leo y dice más o menos así, (música maestro):
pétalo tras pétalo caen sobre nuestros rostros las buganvillas. El viento
impregna su ansiedad meridional de sondearlo todo con amor. Nubes se desvanecen
conforme rayos apolíneos calientan nuestros pies. De una forma a otra saltas
del jade a la porcelana para mi sopa de letras. Detecto tus suspiros chantilly,
tu flor refrigerante. De tu cabellera caen para mí palmera de cocos y cocachos
cuando pierdo la visión de aternurarte. Mujer, te miro en todas las mujeres, y
todas me recuerdan a ti. Si oyeras los aviones musicales que aterrizan en mis
ojos. No hay problema con que me saques a masticar algo de heno o cemento. Mi
mirada resbala en todas las estanterías, derrite puertas. No hay libro que no
me haya hecho estornudar. Y he llegado hasta ti balada o baladí. O en todo
caso, con voz tumbalalaica, mis palabras algo esquizoides, buscan la terapia de
verte sonreír con cada jitanjáfora de mis ganas por hacer un chiste del mundo.
―OH el motor de tus ojos haciéndome florecer. Tus ojos extraña y bella
ingenieria que compartes conmigo. Y tu cuerpo digital, bonita inmanencia que
palpo con los brazos que me salen del corazón, lo beso y aderezo tumbados en la
yerba. Eres la dulce umbría, tierra húmeda. Aquí no hay tuercas telúricas, aquí
no hay Leviatán ni Behemot suficientes. Estamos ultralights como un par de
sabanas secándose al atardecer. Nuestra concentración es de hierro; nos miramos
a los ojos. Somos un fósil de amor. Nosotros habitamos las arenas movedizas del
tiempo. Habitamos el río y su cadáver de agua flotando realidad concreta que mi
lengua traduce para nosotros de una forma menos cruel. Tu piel es suave arena,
desierto cuyo oasis es tu risa. Y tus gemidos, tus ojos tropicales llenos de
luz nívea. ―OH besarte hasta hacerme agua, entonces basta, hay que respirar un
poco. Hay que ver al hada del tiempo, excitada, de azules ojeras, meada de
alegría por vernos frambuesas a la hora del simulacro de ayer hoy y siempre, te
amo, yo también.
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